¿Podía un homosexual vivir con normalidad en la antigua Unión Soviética? La respuesta no puede ser más elocuente: le endilgaban cinco años de trabajos forzados. La única opción era camuflarse, pasar desapercibido, ser invisible. El artista ruso
Yevgeniy Fiks, afincado en Nueva York desde 1994, ha localizado los lugares moscovitas en que el colectivo homosexual se daba cita para mantener encuentros clandestinos durante la época soviética. La serie fotográfica Moscú aparece ahora en formato libro, cuando las leyes aprobadas en la
Duma que limitan los derechos del colectivo
LGBT se perciben como un retroceso en las libertades individuales.
Gracias a estas imágenes, el artista crea un mapa de Moscú mediante la localización de las pleshki, los lugares de intercambio sexual en la jerga del colectivo gay, que transforman nuestra visión de lugares emblemáticos de la capital rusa. La subcultura homosexual en las urbes soviéticas, como en cualquier otro país, se apropiaba de los símbolos y de los espacios empapados de la ideología estatal y los rebautizaban: por ejemplo, a las estatuas de Lenin, presentes en el centro de todas las ciudades provinciales rusas, recibían el cariñoso nombre de “tía Lena”.
J.C.T.R.
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